La distribución de la vivienda fue pensada para sacar el máximo provecho de las vistas y la relación con el entorno. El salón se caracteriza por su amplitud y luminosidad, con grandes ventanales que abren la estancia hacia un jardín interior, creando la sensación de vivir al aire libre en pleno centro de la ciudad. El mobiliario de líneas puras y colores neutros se integra perfectamente en el ambiente, destacando un gran sofá en L con una estructura en H, que mira hacia el jardín y completa la atmósfera tranquila y relajante de la estancia.

Frente a la chimenea central, se ubicaron dos cheslongs de Flexform, que se complementan con una alfombra de gran suavidad para proporcionar la máxima comodidad. A la izquierda del salón, una mesa de comedor de mármol, de tres metros, permite a la familia disfrutar de reuniones de gran escala con un toque de elegancia discreta. La zona de televisión, en la pared opuesta, mantiene la misma estética minimalista y sofisticada que el resto de la vivienda.

El despacho, ubicado en un rincón del salón, se diseñó de manera purista y funcional, permitiendo al matrimonio trabajar en un entorno sereno y eficiente. Los dormitorios de las tres hijas, igualmente pensados con el mismo rigor y atención al detalle, fueron concebidos para ofrecer privacidad, confort y un ambiente que favorezca tanto el estudio como el descanso, con espacios que garantizan la tranquilidad y la comodidad necesarias para un buen desempeño académico.

La selección del mobiliario fue un elemento clave para darle carácter a la vivienda, combinando piezas de diseño internacional de gran calidad que aportan un toque de sofisticación y lujo, mientras respetan y complementan la arquitectura minimalista del espacio